Por sorprendente que pueda parecer, sí, leche de ave. O, al menos, de algunas aves y referido a algo que se le parece mucho, tanto como para que podamos llamarlo “leche”.
Como todo el mundo sabe, una de las características más singulares de los mamíferos es la capacidad de sus hembras para producir leche. Es un rasgo de gran valor puesto que de ese modo, la alimentación diaria de la cría no depende directamente de los recursos que se consiguen cada día. En la naturaleza los recursos a que se tiene acceso pueden ser muy variables, incluso dentro de las estaciones propicias. Por esa razón, los animales que no producen leche se encuentran a merced de esa variabilidad a la hora de alimentar a las crías. En algunos caos, los periodos de escasez pueden llegar a prolongarse mucho en el tiempo. La leche proviene de alimento que ha sido ingerido, eso está claro, pero normalmente ha sido ingerido antes y se ha depositado en forma de reservas. La lactación constituye un mecanismo que, en cierto modo, tampona o amortigua la variabilidad que puede haber a corto plazo en la disponibilidad ambiental de alimento, y eso es favorable para garantizar la supervivencia de las crías.
Pero resulta que la capacidad de producir leche no es exclusiva de mamíferos, porque hay, al menos, dos especies de aves capaces de hacerlo. De una de las especies ya me he ocupado aquí en otra ocasión; se trata del pingüino emperador. El pingüino macho dedica mucho tiempo a incubar el huevo, mientras la hembra se desplaza hasta el mar en busca de alimento y vuelve con el buche lleno. El periodo de incubación es muy duro para el macho; se encuentra en ayunas y soporta temperaturas muy bajas, las más bajas a las que se puede enfrentar un animal. Para la hembra la aventura del viaje al mar también es un reto muy exigente; debe andar hasta alcanzar la costa, alimentarse al máximo de su capacidad y hacer el viaje de regreso. El viaje es muy duro, algunas hembras son atrapadas por los depredadores marinos, y no son extraños los retrasos. Pues bien, esos retrasos pueden tener consecuencias dramáticas para el pollo de pingüino, porque si nace antes de la llegada de la madre, sus posibilidades de sobrevivir disminuyen seriamente. Esa es la razón por la que los pingüinos emperadores cuentan con una especie de “seguro” o depósito adicional, porque esa es la función que cumple la leche que produce la faringe del pingüino macho. Es una secreción diferente de la leche de mamíferos, pero cumple la misma función que en aquéllos.
Y los pingüinos no son la única especie que exhibe esa capacidad: las palomas también producen leche. En el caso de las palomas es el buche el que produce la leche y se la llama, por esa razón, “leche del buche”. Además, la leche de las palomas y la de los mamíferos tienen una composición muy similar y, por si eso fuese poco, es la misma hormona que en mamíferos la que estimula su producción: la prolactina
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