2010 03 01 astelehena
Como Bernardo es del gusto de experiencias espirituales (yo tb pero quién nos conozca sabe q desde un punto d vista totalmente antagónico…mientras él es más d zen, yo soy más d Benedicto…), el viernes por la tarde nos desplazamos a Ondarmendi (no hace falta decir q la nueva camisa d Bernie causó sensación con su estampado imposible: todo elegancia y saber estar, luego dice q es tímido, pues francamente…lo disimula muy bien…) a oír una conferencia sobre “Fe y urbanismo”… interesantísima reflexión sobre el ser humano, su creencia en una vida q nos trasciende y su futuro en el mundo actual, pronunciada por Juan Miguel Ochotorena, catedrático de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Navarra desde el curso 1994/95, y entre cuyos galardones figuran los primeros premios obtenidos en los concursos para la realización de la sede del Parlamento de Navarra y el Palacio de Congresos y Auditorio de Pamplona, además de los polideportivos de Estella y Olazti. Recientemente, su estudio ha recibido el encargo de realizar el centro termal que se situará en el solar del antiguo frontón del “Euskal Jai” de Iruña.
Tras la charla viene la cena, elaborada por nuestro amigo Eduardo Salvador, antiguo alumno del mismo colegio en q yo estudié y actualmente cocinero profesional q trabaja en uno d los yates del magnate italiano Vincenzo Onorato, presidente de “Mascalzone Latino” que lidera el “Challenger of record” en la “Copa América”. Onorato es conocido por desear que se recupere el formato convencional d la Copa América y se elabore un protocolo que "sirva a todos los desafíos y no sólo al Defender". Y q incluso va más allá diciendo q la política es para un pequeño puñado de gilipollas que han estropeado su trabajo y han matado el dxt d la vela… toma ya, el tipo no se corta un pelo…
Pero volvamos a Eduardo, q aprovechando q tiene unos días d vacaciones y q está d visita en Bilbao y q somos sus amiguitos, nos prepara en el txoko d Ondarmendi d primero un risotto riquísimo (el arroz absolutamente en su punto), de segundo bacalao con puré de alubias y berenjenas exquisito (pero siempre tiene q haber algún rarito: todos sabemos q Bernardo es vegetariano y durante la cena me lo hace notar, a lo q le contesto “lo siento Bernie, he intentado q el menú sea lo más vegetariano posible y a pesar de q rozo la perfección hay alguna q otra vez q me salen cosas mal y alguna se me escapa…es lo q hay…o sea q te jodes y te comes el bacalao q, aunque sea proteína animal está genial…”, en fin, a nuestras edades y todavía hay q tratarles como a los niños pequeños…), y d postre una gloriosa panna cotta, uno d de los platos más típicos de Italia (y postre favorito del jefe d Eduardo…) y q traducido viene a significar crema o nata cocida. En realidad, se trata de un dulce muy parecido al flan en cuanto a la forma que se le suele dar aunque su textura recuerda más a la de la gelatina. Para su elaboración se utiliza crema de leche, leche, azúcar y gelatina sin sabor y algunos acompañamientos utilizados para su presentación como caramelo líquido, chocolate fundido, algunas frutas como la naranja o la mora o mermeladas: capricho d dioses, extraordinario…
Para terminar copazo d “'Grey Goose” y fin d fiesta, como casi siempre, en el Mulligan`s d dónde Bernardo no se quería ir (ya le dije yo q la morena d escote generoso y d poca voz (esto no lo van a entender l@s lector@s, Bernardo…pero bueno yo lo pongo…) q teníamos enfrente ni siquiera nos iba a llegar a procesar, pero es q él insistía…pero cuando es q no, es q no…)
Y el sábado por la tarde (no iba a salir por la famosa ciclogénesis explosiva q anunciaban todos los medios d comunicación (tal fue la psicosis q durante toda la mañana operarios del ayuntamiento se dedicaron a asegurar hasta los contenedores d basura para q no pudieran volar por el viento…), pero la llamada d unas estrellas de la música actual lo puede todo…) quedo con Jon, Adolfo, Deunoro y Juan, antiguos alumnos del colegio dónde yo estudié (el fin d semana fue de reencuentro d viejas glorias…), colegas míos y componentes del grupo indie, “We are standard”, exitoso conjunto musical y q se han hecho un hueco en el panorama actual d la música indie (lo siento, Nanette, por Zenttric, pero esto es como del agua al chocolate, están a años luz unos d otros…). Como hace tiempo q no les veo, quedo con ellos para celebrar q acaban d llegar d Berlín dónde han ganado el premio MTV al mejor artista español (ay, ay, ay…q van a decir vuestros aitas…) en dura competencia con Macaco, Nena Daconte, Fangoria y Russian Red…y en cuya entrega d premios q se celebró durante la ceremonia d los MTV Europe Music Awards tocaron con gente como Shakira, Beyoncé ó Tokio Hotel… o sea q estamos hablando con gente d nivel, no d cualquier cansino al uso… estuvimos recordando viejos tiempos d cuándo ganaron el Villa d Bilbao (cómo bailábamos en la antigua iglesia d La Merced… bueno, bailar lo q se dice bailar poco, pero al menos intentábamos ligar lo q podíamos, bien es cierto q con éxito más bien escaso…qué tiempos aquellos y hablamos del 2004… 6 años ya… uf¡¡¡ cómo pasa el tiempo…), d su segundo concierto en Madrid y ya seguido el tercero en la televisión… se dieron a conocer con su primer álbum, “3.000 V 40.000 W”, q se publicó en marzo de 2006 y supuso una larga gira de presentación con más d 100 conciertos, incluidos algunos destinos europeos
En 2008 publicaron su segundo álbum “We are standard”; en 2009 hicieron su gira por USA y Europa y ahora mismo, aún con la resaca d los éxitos, se encuentran inmersos en la producción del q será su tercer disco q verá la luz en 2011 y al q todavía no saben qué nombre ponerle.
Es muy divertido escuchar cómo se definen ellos mismos (“somos un grupo d amigos gastronómico… uuummm???), la verdad es q son un grupo d rock para una pista d baile y es lo q hacen: rock bailable, y tomado el rock como algo muy global pasando por el funk ó incluso el punk ó el pop-rock ó el madchester. Les gusta la música d otras épocas y además no son muy cerrados, ya q les gustan desde los Stones hasta la música garaje del 63 al 70 pasando por Bob Dylan, David Bowie, “The Clash”, “Happy Mondays”, “Primal Scream” ó incluso “Stone Roses”, vamos una auténtica delicia para los sentidos…
Y el domingo apuestón d herri kirolak en Azpeitia, allí nos desplazamos todo Arondo (encabezados por mi hermano q iba con todos sus esbirros: Anes, etc… en principio no me querían llevar porque iban 5 y tenían el coche lleno, (mi mano aunq va bien, todavía no me permite conducir…d lo contrario me iban a tener a mí pidiendo sopitas, lo llevan claro los sobraos éstos…)… “cómo…?” bramé lleno d ira… “ni entre todos vosotros sois capaces d dejarme en tierra”… afortunadamente entraron en razón y fuimos 6 en dos vehículos… pero ésta se la guardo…yo no soy para nada vengativo pero les espero… cosas entre hermanos…) a animar al bizkaino d Lemoa, Alex Txikón….
Hacía cerca de treinta años que no se cruzaba una apuesta de semejantes características en el deporte rural euskaldun, por lo que el duelo había despertado su morbo. Si a esto se le añade que uno de los contendientes es más alpinista que especialista en las disciplinas a las que se tenía que enfrentar, el desafío ganaba en intensidad y curiosidad. El bizkaino Alex Txikon y el gipuzkoarra Joseba Otaegi se vieron las caras el pasado mes de noviembre para cerrar el trabajo a realizar. 25 alzadas a la cilíndrica antigua de ocho arrobas -100 kilos-, cortar 14 troncos 'kana erdi' -1,25 metros de circunferencia- de madera de haya y correr siete kilómetros. Tres especialidades tan duras como diferentes. Triatletas por la fuerza. El dinero en juego, 7.000 euros por cada parte, y lo que se recaudara por las entradas, una vez abonados todos los gastos, a medias (esto último es una d las cosas q no me gusta, porque suena a componenda, no a apuesta pura y dura, y lo q ha hecho grande al herri kirolak son las apuestas auténticas, pero bueno, nos resignaremos…)
Ayer, domingo, 2010 02 28, después de tres meses de intensa preparación llegó la hora de conocer al vencedor. Y fue Joseba Otaegi. Sin discusión. El de Zizurkil invirtió 1 hora 22 minutos y 2 segundos en cumplimentar su labor. El de Lemoa necesitó cerca de cuatro minutos más. Los pronósticos se cumplieron, pero antes del inicio nadie las tenía todas consigo. Hacía mucho tiempo que no se presenciaba algo parecido y cada uno de los dos contendientes tenía un punto fuerte.
Si se tenían en cuenta los antecedentes en cuanto a apuestas, eran claros a favor del giputxi: aizkolari en plena progresión -campeón de tercera categoría en 2007, de segunda en 2008 y quinto clasificado el año pasado en la máxima categoría-, afrontaba su tercer desafío. En las dos restantes había salido victorioso pero en ambos casos sólo eran de cortar troncos. Para Txikon era la segunda. El año pasado perdió contra José Félix Zubizarreta sobre 16 'kana erdi'. En esta ocasión, sin embargo, se introducían dos nuevos elementos, la piedra y la resistencia en carrera. Alicientes a la vez que incógnitas. Y la cosa cambiaba.
Tal vez por eso en las gradas del coso taurino azpeitiarra estuvimos cerca d 1.500 personas. La entrada costó 30 euros. Entre los asistentes, además de Arondo, tb estuvieron conocidos aizkolaris como los Arria -padre e hijo- y los levantadores de piedra navarros Iñaki e Inaxio Perurena, también estuvieron Virginia Berasategui y Edurne Pasaban y Asier Izagirre, dos de los miembros de la expedición con los que Txikon emprenderá desde mañana otro desafío en China y Nepal. Ascender el Shisha Pangma y el Annapurna, los dos últimos 'ochomiles' que le restan a la tolosarra.
La apuesta comenzó como mandan los cánones. Con el pesaje de las piedras a levantar y de los propios contendientes. Otaegi dio en la báscula 95 kilos, Txikon, 76.
Las moles abrieron el desafío. El guipuzcoano optó por series de cinco levantamientos antes de hacer los descansos, el vizcaíno intercaló seis alzadas con alguna más corta. El de Zizurkil acabó primero (3.13), el de Lemoa tan sólo doce segundos después. Las espadas estaban en alto. La ventaja era insignificante.
Luego llegó la hora de la verdad. El trabajo sobre los troncos. Ahí es donde podía resolverse el desafío. Txikon calculaba que si perdía menos de siete minutos en esta prueba luego le podía recuperar la diferencia corriendo. Y en el primer corte llegó la sorpresa. El alpinista terminó antes que su adversario. Pero fue más una estratagema del aizkolari que otra cosa. Una forma de marcar territorio. Porque a partir del segundo comenzó a mostrar sus cualidades con el hacha. Con un golpe seco y rotundo comenzó a hacer saltar las astillas. Abrió hueco. Estaba en su disciplina y tenía que darlo todo.
Los segundos comenzaron a caer a su favor. Treinta en el segundo corte, un minuto veinte en el cuarto... Mientras Txikon, asesorado por Julen Mendieta (coincide el apellido pero no somos familia) y Xabi Valenciano “Zelailuze”, trató de marcar un ritmo y mantenerlo. Pero no fue suficiente. A mitad de trabajo la ventaja superó los cuatro minutos a favor de un Otaegi, que no decaía. Más de seis minutos en el noveno tronco. Las cosas se complicaban para el alpinista.
El esfuerzo comenzaba a pasar factura. Una parte del público no paraba de animar. Sobre todo al bizkaino. Lo estaba pasando mal. Veía cómo su rival se marchaba. A falta de cuatro cortes para que el aizkolari terminara, su ventaja se acercaba a los ocho minutos. Al final fueron más de once. Nada más terminar, se bajó de la madera y comenzó a dar vueltas al ruedo en sentido contrario a las agujas del reloj. Tenía 70 por delante. Su ritmo era bastante lento y la incógnita por despejar era si lo mantendría o sería capaz de aumentarlo cuando su rival entrara en escena y se lo exigiera.
Mientras, Txikon seguía su pelea particular con la madera. Sabía que cada vez lo tenía más difícil, pero su esperanza estaba puesta en la carrera, su punto fuerte. Aunque las cosas comenzaban a aclararse, todavía nadie se fiaba.
Tras cuarenta minutos de trabajo, terminó. Para entonces el aizkolari ya había dado una decena de giros al ruedo. Ahí comenzó el intento de desgaste psicológico del lemoarra sobre su oponente. Porque le bastaron pocos metros para adelantarle por primera vez. Su ritmo era de 4.30 minutos por kilómetro, el del zirzurkildarra rondaba los seis minutos. Y cada vez que Txikon le superaba aumentaba la zancada en señal de que estaba fuerte. Pero el alpinista sabía en su fuero interno que esta vez la cima no era posible. Otaegi sacó partido a la distancia alcanzada con la madera. Al vizcaíno le faltó un kilómetro para alcanzarle. Diez vueltas. Esa fue la ventaja final. Las que le quedaban por dar cuando el gipuzkoarra oyó el silbato de los jueces que indicaba que era el ganador. El bizkaino terminó cuatro minutos más tarde y lo primero que hizo fue felicitar a su oponente. Nada que objetar. Esperamos con ansia la próxima apuesta (ya sé q alguna d las divinas me considera un vicioso por esta afición a las apuestas, pero no lo puedo evitar, de todas formas es mi entorno el vicioso y el q me obliga, no yo…)
Muxux guztioi¡¡¡
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