Los clanes sustituyen sus modelos clásicos por lanchas semirrígidas como la de OrtegalEl transporte de mercancías ilícitas se decanta por fabricantes ingleses e italianos
El universo del narcotráfico no es ajeno a las implacables leyes del mercado. En un mundo donde la velocidad y la facilidad de ocultación marcan la diferencia entre el éxito y el fracaso, la tecnología constituye una exigencia básica. Y, hoy por hoy, los expertos dan por finiquitados aquellos clásicos modelos de planeadora de fibra que surcaban las rías preñados de tabaco y cocaína. El presente y el futuro son de las lanchas semirrígidas como la que este fin de semana se fue a pique en un hipotético viaje entre Inglaterra y la costa gallega.
Más ligeras, más rápidas y más manejables, las embarcaciones semirrígidas de última generación han arrinconado a las pioneras embarcaciones que fabricaban furtivamente varios astilleros gallegos. «Ya no hay color, han dejado de hacerlas porque no pueden competir con las nuevas planeadoras», explica un curtido funcionario.
Las diferencias son obvias. En el primer caso se trata de estructuras rígidas, de dimensiones invariables, normalmente superiores a doce metros. Ocultarlas es difícil; transportarlas, una odisea. En cuanto a velocidad, y en función del número y potencia de sus motores, pueden alcanzar los 50 nudos.
Los nuevos modelos disponen de cámaras de aire deshinchables, con lo que peso y medidas pueden reducirse. Las ventajas para la búsqueda de escondrijos en tierra y traslados por carretera son inmediatas. Pero, sobre todo, son capaces de superar sobradamente los 60 nudos (unos 111 kilómetros por hora). Sus características y los escasos escrúpulos de las autoridades gibraltareñas las han convertido en las reinas del tráfico de hachís en el Estrecho. En cuanto a la cocaína, perfectamente pueden sustituir a los pequeños mercantes o pesqueros que tradicionalmente acercaban la droga a unas cuantas millas de la costa y prescindir, así, de uno de los pasos intermedios del alijo si fuese necesario.
Asociadas o no a clanes gallegos, su destino suele estar en puertos africanos o del sur de la Península, donde la vigilancia sobre la potencia y dimensiones de las planeadoras es con frecuencia bastante menor que en lugares como la ría de Arousa. De hecho, hace años que no se matricula ninguna en la Capitanía Marítima de Vilagarcía. No obstante, hay constancia de su presencia en Galicia. Curiosamente, la primera fue interceptada en el 2001 cuando navegaba, con dos tripulantes, desde las costas inglesas a las del noroeste peninsular. Otra permaneció precintada en una nave de Vilaxoán hasta hace unos cuantos meses.
Rescate y salvamento
El lugar de los astilleros gallegos lo ocupan ahora los italianos y los ingleses. Sus planeadoras se orientan al salvamento marítimo y a servicios para plataformas petrolíferas. Pero fabrican a gusto del consumidor en cuestiones tan importantes como potencia, propulsión y necesidades de carga.
1 comentario:
El día que tu madre sepa a qué te dedicas cuando dices que "vas a trabajar", te cruza la cara con un buen "sordabiron"
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