La sección Biology & Nature de “e! Science News ” se hizo eco el pasado 23 de junio de 2010 de una nota publicada por la Universidad de Melbourne (Australia) en la que se informaba de los resultados de una investigación desarrollada por Matt Symonds, de esa universidad, y Glenn Tattersall, de la Universidad de Brock (Canadá). La nota llevaba por título “Birds reduce their heating bills in cold climates ” y en ella se informa de que, en general, las aves de climas cálidos suelen tener los picos más grandes que los de climas fríos.
Normalmente, el tamaño y la forma de los picos de las aves se suele explicar en relación con la función alimentacia y como elemento de atracción de la pareja, pero tb como en el caso del tucán, el pico de las aves es un órgano a través del cual se disipa calor. Los autores de este trabajo examinaron 214 especies, en las que se incluyeron todo tipo de aves. Y encontraron que existía una clara relación entre la longitud del pico y la latitud y la altitud. La norma general es que cuanto más baja es la temperatura ambiental, la longitud del pico es también menor.
Los autores del trabajo sostienen que aunque es posible que los picos de gran tamaño hayan evolucionado para disipar cargas de calor y prevenir el sobrecalentamiento en climas cálidos, es más probable que las temperaturas frías impongan una limitación al tamaño del pico de las aves. Argumentan que un pico grande en una zona fría sería tan absurdo como llevar puesto un radiador de calor en el exterior del cuerpo. La factura de la calefacción saldría carísima. El caso es que estos resultados sirven de apoyo a la denominada “norma de Allen”, según la cuál, en climas fríos los tamaños de los apéndices corporales (extremidades, orejas y colas) son menores ya que así se disipa por ellos menos calor
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