Es uno de esos espectáculos asombrosos de la naturaleza: miríadas de luciérnagas que se reúnen y comienzan a brillar a la vez, pudiendo llegar a iluminar un bosque entero. Los científicos llevaban décadas preguntándose cuál es el origen y el motivo de ese sincronismo y ahora creen haber hallado la respuesta: con él consiguen hacerse más reconocibles para las hembras.
Andrew Moiseff y Jonathan Copeland han publicado su hallazgo en el último número de la revista Science. Es algo sabido que todas las luciérnagas producen bioluminiscencia como una herramienta para el cortejo, pero los machos de determinadas especies (un 1% de las aproximadamente 2.000 que existen en el planeta) crean patrones rítmicos específicos a gran escala. Estos consisten en uno o varios fogonazos seguidos de una pausa tras la cual las hembras emiten otro destello si encuentran alguna pareja que les interese. “Hasta ahora, nadie había probado de modo experimental si la sincronía tiene alguna función”, explica Moiseff.
Su idea era que los machos de esas especies utilizan la sincronía para facilitar a las hembras el reconocimiento de los individuos de su misma especie entre todos los presentes. Para comprobarlo recolectaron ejemplares femeninos de la especie Photinus carolinus en un parque nacional de Tennessee. Una vez el laboratorio las expusieron a unos LED programados para imitar los destellos de los machos. “Utilizamos la tecnología para diseñar algo que pudiera crear un mundo virtual para esas hembras”, comenta.
Problemas fisiológicos
Cuando los destellos se presentaban de modo perfectamente acompasados, las hembras respondían en más de un 80% de los casos, pero este porcentaje bajaba hasta el 10% o incluso menos si las luminiscencias eran presentadas sin sincronía.
Debido a la alta densidad de las especies sincrónicas, los investigadores creen que las hembras deben de tener problemas fisiológicos para procesar la información. Los machos emiten sus destellos mientras vuelan, lo que genera confusión. Cuando hay demasiados, las hembras no son capaces de distinguir individuos concretos. “Si los machos se sincronizan, consiguen mantener la fidelidad de sus señales en presencia de otros”.
Moiseff seguirá investigando para averiguar si la evolución de esta sincronía está motivada por limitaciones fisiológicas o decisiones conductuales. También para identificar el papel concreto de la fisiología en la evolución de las especies. “Los animales han evolucionado de modo que pueden resolver problemas únicos de formas muy diferentes”, explica. Como asegura este investigador de la Universidad de Connecticut, “las luciérnagas tienen una cabeza y un cerebro muy pequeños, pero aun así pueden realizar algunas acciones muy complejas y asombrosas”.
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