Los vascos consideran la villa como la mejor capital de Euskadi para vivir, trabajar, hacer negocios y divertirse, según un informe
Hay un momento del año en que Bilbao se mira al espejo... y se ve más o menos guapo. Y ese vistazo es cada vez más satisfactorio, de esos de recrearse en los detalles y poner posturitas para examinarse desde distintos ángulos con una mezcla de aprobación y orgullo. Así se desprende de los resultados del último informe sobre la valoración de las principales ciudades del país elaborado por el Instituto Merco, donde los vecinos de la capital vizcaína ponen una nota de 7,8 a su ciudad, tres décimas más que el año pasado y cuatro por encima de la media de las urbes analizadas.
Vamos, que en solo doce meses han percibido una mejoría, aunque tampoco se han dejado llevar por su corazoncito y han otorgado una puntuación que, siendo muy buena y superior a la media del estudio (7,4), no cae en fanfarronadas 'botxeras'. De hecho, los vitorianos han otorgado a su capital una calificación mayor (7,9), lo mismo que los donostiarras (8,1), que una vez más vuelven a ser los vascos más enamorados de su ciudad. Ellos, al igual que los habitantes de Bilbao, también han aumentado ligeramente sus notas respecto al año pasado. Eso sí, cuando a los vascos se les ha pedido que levanten la mirada de sus urbes y elijan con sinceridad cuál es para ellos la capital de Euskadi con mejor reputación - siempre es difícil que la gente no barra para casa en estas cuestiones- Bilbao ha sido la escogida, seguida de San Sebastián y Vitoria.
Para visitar, Donostia
Además, según el 'ranking' establecido por el dossier, los habitantes de la comunidad autónoma afirman que la villa es la mejor capital vasca para estudiar, trabajar, hacer negocios, divertirse y vivir, cinco de las seis categorías concretas planteadas por los encuestadores del Merco, que han realizado más de 9.000 cuestionarios por toda España para elaborar el estudio. El único apartado que no encabeza el 'botxo' es el de mejor ciudad para visitar, pódium ocupado por San Sebastián de forma perenne. Sin embargo, la capital guipuzcoana ostenta el farolillo rojo del País Vasco como lugar de negocios, de trabajo y de residencia y Vitoria, por su parte, ha quedado como la peor capital vasca para estudiar, hacer turismo y pasarlo bien. Así, Bilbao no se queda en el furgón de cola en ninguno de los apartados y sigue cosechando buenos resultados, ya que en otro informe Merco publicado hace dos semanas obtuvo unas clasificaciones apabullantes, estableciéndose en el tercer puesto del escalafón de ciudades con mejor reputación del país -por detrás de Madrid y Barcelona-, la misma posición que ocupó su alcalde, Iñaki Azkuna, en el ranking de regidores.
Y en este último estudio, ya más pormenorizado, los bilbaínos han justificado algunas de estas bonanzas: han destacado el tamaño, la buena red de transportes y la gente como mejores bazas de la villa y también han subrayado como puntos fuertes la oferta de empleo, la gestión política y la actividad cultural. En el lado negativo de la balanza -que pesa lo suyo en las valoraciones finales-, se han abonado a los clásicos y aluden a los problemas para encontrar empleo, de tráfico y de aparcamiento, males endémicos que no consideran exclusivos de la ciudad, sino que extrapolan al resto del país y son muy similares a los apuntados en las capitales vecinas.
A la hora de poner la gestión municipal a examen, de las valoraciones medias de las tres ciudades se desprende que en Bilbao los residentes aplauden la pavimentación, la limpieza y recogida de basuras y el mantenimiento y cuidado de zonas verdes, todos ellos servicios que entran dentro de las atribuciones del área de Obras y Servicios, dirigida por José Luis Sabas. En San Sebastián, por su parte, aprecian el buen papel del Ayuntamiento en limpieza y seguridad ciudadana, mientras que en Vitoria alaban el mantenimiento y cuidado de zonas verdes que realiza el Consistorio, así como las decisiones que afectan al tráfico y la promoción del deporte.
La contaminación desluce
Pero los ciudadanos también se fijan en lo malo de sus entornos, que no todo lo ven para echar cohetes: los altos precios y el clima son dos de los aspectos negativos que coinciden en señalar los vascos. En este apartado, los habitantes de Bilbao introducen la contaminación como un factor que desluce la buena imagen de la ciudad, extremo que, al parecer, no es percibido como un problema ni en la capital guipuzcoana, donde se quejan de la falta de oferta comercial, ni en la alavesa, donde apuntan a la ubicación como un handicap.
¿Qué se puede interpretar del listado de estos puntos flacos señalados por los ciudadanos? Que ellos, aunque no sean objeto de este estudio, también son a veces víctimas de una reputación inmerecida y marcada por los tópicos: según deja entrever el informe del Instituto Merco, los residentes de las capitales de Euskadi no parecen abonados al 'deporte nacional' -un clásico muy socorrido por el que no pasan los años- de culpar de todos los males a la clase política, ya que las principales bestias negras que comparten, como el mal tiempo o la percepción de tener que rascarse el bolsillo más que otros habitantes de España para hacer sus compras, no son atribuibles -al menos, hasta que se demuestre lo contrario- a la pericia o negligencia de los responsables municipales.
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