La dirección busca rebajar la edad media de la clientela con una oferta de ocio y gastronómica «más moderna»
Los casinos no solo quieren vivir del juego. El de Bilbao pretende sacar tajada de la gastronomía y el ocio con una oferta moderna y divertida. El restaurante Ibaigane, que operará en la primera planta, cuadruplicará la superficie del actual y dispondrá de una capacidad para 400 comensales, 200 menos del aforo reservado para la zona de juego. Ocupará un espacio que dispondrá de salas polivalentes y estructuras panelables que garantizarán su versatilidad y permitirán la «celebración de todo tipo de eventos», como congresos, exposiciones artísticas e incluso desfiles de moda.
María Ortiz estudia adaptar la «realidad social» del casino a los nuevos hábitos sociales y diversificar el negocio -habrá también apuestas hípicas y deportivas- y el perfil del cliente, rebajando su edad. Para ello, el recinto dispondrá también de un café&bar, al que se accederá por la parte trasera, en la calle Lutxana. La intención es habilitar una terraza en el exterior, si el Ayuntamiento opta por peatonalizar esta arteria.
Pero también se quiere impulsar la presencia de una clientela que simplemente «quiere pasar un buen rato y divertirse», sin tentar a la suerte. «Cada vez viene más gente las noches de los viernes y sábados a tomarse una copa. Son, sobre todo, veinteañeros que beben unas cervecitas y se echan unas risas. A veces, se gastan entre 20 y 50 euros en unas partiditas de póquer, que tan de moda están. Pero muchas personas vienen, cenan y no juegan».
Música en vivo
Para amenizar la estancia de todos, el casino, que dispondrá de parking y posiblemente de un servicio exclusivo de aparcacoches, organizará música en vivo y sesiones de jazz. Otros de los aspectos prioritarios serán las medidas de seguridad. Cada mesa de juego dispondrá de cámaras para garantizar la seguridad de los clientes y el propio personal del centro, en el que predominan las mujeres (55%).
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