En “Gigantes abisales” vimos el calamar gigante y otros animales de gran tamaño que habitan en profundidades oceánicas abisales. Aquí también voy a referirme a animales de gran tamaño, pero en este caso se trata de dos especies, una terrestre y marina la otra. La terrestre es el elefante africano, y la marina es el cachalote. Aunque no esté próxima una especie de la otra, tienen algunas características en común, algo que resulta hasta cierto punto sorprendente, dado que ocupan medios muy diferentes.
Ambas viven en medios muy estables, porque tanto el mar como la sabana experimentan pocos cambios a lo largo del tiempo. Son de vida prolongada: pueden llegar a los sesenta años de edad, y ambas alcanzan la madurez sexual en su segunda década de vida. El periodo de tiempo que transcurre entre alumbramientos es de unos cinco años en ambos casos, y a partir de los cuarenta años de edad disminuye el esfuerzo reproductor. Las elefantas más viejas cumplen una importante función en el grupo de elefantes y muy probablemente, lo mismo ocurre con las hembra de cachalote de más edad. Las hembras más viejas de ambas especies son verdaderas matriarcas en los grupos de hembras y de crías que dirigen.
Consumen enormes cantidades de alimento a lo largo de sus vidas y para adquirirlo hacen desplazamientos a lo largo de grandes distancias. Los elefantes se alimentan de diferentes especies vegetales y, como he señalado, necesitan comer grandes cantidades. Si no tenemos en cuenta a la especie humana, los elefantes africanos son los animales que mayor efecto han causado en África. No es fácil saber cuál es el efecto que causan los cachalotes sobre el entorno en el que viven. Consumen todo tipo de presas, incluidos calamares (de varias especies) y peces (también de muchas especies) y también realizan grandes desplazamientos para alimentarse y reproducirse. Si bien el número total de cachalotes se ha reducido sensiblemente a lo largo de los siglos XIX y XX por efecto de la caza indiscriminada, en la actualidad consumen del orden de cien millones de toneladas de alimentos, una cantidad equivalente a la que extraen los seres humanos del mar mediante la pesca.
Un grupo de elefantes está formado por unos diez individuos. Las familias son matrilineales y las hembras pasan, muy probablemente, toda su vida en el mismo grupo familiar. Los miembros del grupo hacen muchas cosas al mismo tiempo y en compañía: se mueven, comen, beben y descansan juntos. Los miembros de una misma familia se tocan, se huelen y se acarician unos a otros. Para comunicarse entre ellos utilizan el tacto, el olor, la vista y, sobre todo, el oido. Gracias a ello mantienen unos vínculos tan estrechos. Emiten y reciben infrasonidos de entre 12 y 36 herzios, algunos de ellos de más de 100 dB de potencia. De hecho, elefantes separados hasta por cuatro km de distancia pueden comunicarse mediante esos infrasonidos.
La estructura de grupo de los cachalotes es similar a la anterior, aunque es menos lo que se sabe de ellos; el grupo lo forman del orden de una docena de cachalotes. La mayor parte del tiempo la pasan bajo el agua, cazando. Las inmersiones suelen ser de unos 400 m de profundidad, aunque pueden ser más prolongadas, y vienen a durar unos 40 min en promedio. Mientras se encuentran bajo el agua producen unos sonidos o chasquidos característicos, -a los que se denomina klik-, que emiten a intervalos regulares. Las frecuencias de esos sonidos son variadas dentro de un intervalo muy amplio: van de 200 a 32.000 herzios. Parece ser que se trata de señales de ecolocalización que utilizan para localizar a sus presas.
En los grupos con crías, el grupo asume la tarea de cuidar de los más pequeños y no es raro que una cría mame de una hembra adulta que no es su madre; ese comportamiento también es habitual entre los elefantes. Al atardecer dejan de sumergirse y permanecen nadando en grupo durante seis horas, lentamente, con tranquilidad, jugando y acariciandose unos a otros con las aletas y con las mejillas. Cuando juegan de ese modo, producen secuencias de chasquidos (kliks) y es muy posible que esos chasquidos sean elementos de un sistema de comunicación que ayude a cohesionar el grupo y a coordinar sus movimientos.
Elefantes y cachalotes son mamíferos grandes y de inteligencia considerable. Sus grupos tienen estructuras semejantes. Ambos se sirven del conocimiento que atesoran los miembros más viejos del grupo, sobre todo en lo relativo a la localización del alimento. La información con que cuentan los miembros de más edad les sirve para saber cómo varían los recursos alimenticios a lo largo de las estaciones, o cuándo y dónde se puede encontrar agua; en ambos casos se trata de información esencial para la supervivencia de los integrantes del grupo. Seguramente, el hecho de que la vida de cachalotes y elefantes sea tan prolongada tiene mucho que ver con ese conocimiento ecológico que poseen los miembros de más edad del grupo
No hay comentarios:
Publicar un comentario