martes, noviembre 09, 2010

Blame fue el villano en la Breeders Cup Classic


Zenyatta vino mucho más lejos que de costumbre y perdió por escasa diferencia en el Breeders' Cup Classic
Para Blame la victoria; para Zenyatta, el orgullo y la historia. La frase resume lo que se vivió anteayer en el Breeders’ Cup Classic (G1-2000 m, arena) de Churchill Downs, la tarde que se recordará mucho más como esa en la que la yegua perdió su invicto, más allá de la sobresaliente gestión de su vencedor.La inmensa mayoría de los casi 72.000 espectadores que colmaron las tribunas del mítico hipódromo de esta ciudad vinieron a ver un triunfo de la campena. No llegaron al objetivo y, aunque envueltos en tristeza, se llevaron una carrera fantástica, y una muestra de corazón pocas veces vista por parte de la crack.Es casi imposible no resultar ingrato con Blame, un caballo de alta gama y que demostró ser el mejor de su categoría. Si hasta el público lo recibió con silbidos en el recinto de la entrega de premios, a la par que aplaudía a la campeona derrotada.No lo merecía, está más que claro. Y ya que de merecimientos se habla, tampoco Zenyatta perder el Classic. No quedaron dudas de cuál fue el mejor caballo en la pista, más allá del resultado. Y con eso no se intenta sacarle crédito a Blame, que hizo, y mucho, por llegar donde llegó.Pero la sensación general fue contundente: el primer lugar debió corresponderle a la campeona californiana.No fue un único motivo el que derivó en la tristeza general, similar a aquella de 2006 cuando un tal Invasor (Candy Stripes), argentino de nacimiento, destuyó las aspiraciones del ídolo Bernardini (A.P. Indy). Esta vez, como aquella, el hipódromo se vació de inmediato, muestra concreta de decepción si las hay.Primero habrá que hablar de la carrera de su vida para Blame, que no sintió miedo escénico cuando Zenyatta trepaba aceleradamente en la recta, conteniéndola como nadie había podido hasta aquí.Luego, de la cuestionada gestión de Mike Smith en su silla, quizá el ítem más tratado por los medios y la gente. La realidad marca que, si bien suele correr lejos, nunca se la había visto a Zenyatta tan desconectada del grupo. Ya al pasar por primera vez frente al disco venía en otra carrera. Si llegó donde llegó, más que claro que fue por su poder fuera de lo común.Mike Smith no apeló a la experiencia. En ocasión del último Apple Blossom (G1), no dejó de exigir nunca a su conducida, a sabiendas de que los terronazos no eran una situación conocida para ella. Esta vez, se relajó, pareció que sufrió de exceso de confianza.Normalmente, Zenyatta comienza su ataque en los primeros metros del codo, pero esta vez, a esa altura, aún marchaba lejos. Después, cuando por fin tomó contacto con el resto, sufrió un par de tropiezos que le hicieron perder segundos preciosos.Recortando por dentro en la curva -un acierto-, encontró tráfico en la recta, y cuando logró claridad, ya era tarde. Y allí ocurrió lo que quizá más dolio, a Zenyatta y a todos. Smith le pegó una paliza descomunal con su látigo, el que agitó más de 20 veces contra el anca de la campeona. Ella, con clase de sobra, hasta casi gana.Pocas veces un caballo de la categoría de Zenyatta debió recibir semejante castigo. No es algo que le ocurra comúnmente a los ejemplares diferentes. Pensando en Smith, quizá fue la desesperación por saber -como el mismo reconoció- que no hizo su trabajo bien.Muchos coincidieron en que la regaló, como diríamos en las tribunas de San Isidro o Palermo. Otros opinan que es su forma de correr. En materia hípica, todas las visiones son correctas, aunque desde aquí nos suena mejor la primera.Blame, el villano, vengó su derrota en la Jockey Club Gold Cup (G1) y se catapultó como contendiente al título de Caballo del Año, ese que peleará con su vencida del Classic. En la impresión, será fallo dividido, pero en favor de la yegua.Entrenado por Al Stall Jr., su triunfo llegó justo en el aniversario número 100 de Claiborne Farm, el haras donde se crió y del cual es propiedad junto con Adele B. Dilschneider; allí donde esta semana recalará para comenzar su carrera en la reproducción.Blame tiene por padre a Arch (Kris S.), que en la versión de 1998 del Classic, justamente aqui en Churchill Downs, finalizó noveno de Awesome Again (Deputy Minister).Su línea baja muestra el nombre de Forli, como también ocurre en el pedigree de Zenyatta, pues es bisnieto de Special, la hija del crack argentino que fundó una dinastía de caballos inolvidables, de reproductoras generosas y de padrillos de Clase A.El resto de los participantes del Classic prácticamente no contaron. Fly Down (Mineshaft) rescató un meritorio tercer puesto, delante de un poco peligroso Lookin At Lucky. Los tres años confirmaron las flaquezas de la generación.Mucho peor les fue a Haynesfield (Speightstown), que venía de ganarle a Blame en la Gold Cup, y a Quality Road (Elusive Quality), último y anteúltimo desconectados.Fue una tarde que mezcló sentimientos la de anteayer en Churchill Downs. Pero, por sobre todas las cosas, fue una jornada magnífica, la mejor Breeders’ Cup en muchos años.Zenyatta y su convocatoria hicieron tener un clima diferente a la fiesta, muy diferente a lo que se venía dando, incluso con respecto a 2009, cuando la yegua comenzó a hacer historia.Pero, de regreso a las palabras del comienzo, para que la historia tuviera un final de elevada electricidad, también tuvo que existir Blame. Para muchos el villano, pero el ganador indiscutido.Nadie borrará ese primer lugar por el que tanto luchó. Pero tampoco se olvidará fácil lo de Zenyatta, cuyo lugar en el Olimpo está plenamente garantizado. Quizá, para beneplácito general, no hayamos presenciado su última función...

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