lunes, mayo 17, 2010

Detección precoz de los problemas en vacas recién paridas

Los productores de leche esperan mucho de una vaca recién parida. Se supone que debe parir
una cría sana, regresar al rebaño de ordeño, producir cantidades significativas de leche y quedar
preñada en 60 días. En todo ese lapso su cuerpo sufre cambios dramáticos. Su útero
involuciona, pierde condición corporal y crecen sus demandas de energía y calcio.
Todos los cambios y demandas traen problemas de salud que pueden ser costosos si no son
manejados correcta y rápidamente. Estos problemas van desde cetosis, metritis e hipocalcemia
hasta retención placentaria y desplazamiento de abomaso.
Lynn Upham, un veterinario que trabaja en Veterinarians Outlet, en Tulare, California, ha
desarrollado un programa para manejar vacas recién paridas y a principio de lactación.
Este programa produce más leche, reduce problemas de salud futuros y hace
que las vacas queden gestantes más pronto.

LAS ENFERMEDADES ESTÁN INTERRELACIONADAS…
Upham explica que las cinco enfermedades están relacionadas una con otra y cada una puede tener una causa o efecto que las relaciona entre sí.
La cetosis ocurre cuando la ingestión de materia seca y la pérdida de condición corporal no pueden cubrir la demanda de energía para producción de leche. Las vacas con cetosis tienen niveles bajos de glucosa en la sangre, altos de cetonas y bajos de ácidos grasos volátiles, con disminución en ingestión de materia seca, lo que puede conducir a menor producción de leche. “Del 50 a 60% de todas las vacas recién paridas tienen un grado de cetosis”, dice Upham.
La hipocalcemia, o nivel bajo de calcio en la sangre ocurre cuando la absorción intestinal de calcio
y la movilización de calcio de los huesos no pueden cubrir la demanda del calcio de la lactancia. Las vacas muestran depresión en la ingestión de materia seca y retraso en las contracciones uterinas. “Las vacas con depresión post-parto pueden tener niveles bajos de calcio en la sangre, hasta una semana después del parto”, señala Upham.
La metritis es una inflamación del útero o matriz que es causada frecuentemente por una infección bacteriana. “El útero generalmente tiene bacterias en su interior después del parto, pero su número disminuye a medida que el útero involuciona a su tamaño normal”, indica Upham. “Si las bacterias y el fluido persisten, se puede hacer más lenta la involución uterina. También puede ocurrir lo opuesto: si el útero involuciona lentamente, se convierte en un medio para las bacterias y el fluido”.
En ambos casos disminuye la ingestión de materia seca y pueden ocurrir problemas de fertilidad.
La retención placentaria también retrasa la involución uterina e incrementa el riesgo de metritis
actuando como un medio que aumenta los niveles de bacterias del útero. Estas vacas también presentan menor ingestión de materia seca, dice Upham.
El desplazamiento de abomaso está ligado a la cetosis, hipocalcemia, metritis y retención placentaria y, desde luego, también hace bajar la ingestión de materia seca.
“El complejo de enfermedades post parto provoca dos cosas: Retrasa la involución uterina y disminuye la ingestión de materia seca”, dice el Dr. Upham, y agrega: “esas dos cosas a su vez, reducen la fertilidad, bajan la producción de leche y reducen los beneficios futuros”.
Para el autor , el manejo de la vaca post parto se basa en la dinámica entre las cinco enfermedades y las investigaciones diarias, usando la producción de cada día como medida para predecir el rendimiento.
En un estudio se observó que cuando se controlan el número de lactación y la temporada de partos, se puede predecir el rendimiento a 120 días usando el promedio de producción de los primeros cinco días. “Sabiendo esto, ¿por qué tenemos que esperar a los 10 ó 21 días post- parto para detectar a la vaca problema?”, se pregunta.
Su enfoque se basa en la detección temprana, dentro de los primeros cinco días post-parto, y el tratamiento de las vacas problema. La meta del programa es maximizar la producción de leche haciendo que la vaca siga comiendo y ayudándola a que vuelva a quedar preñada estimulando una rápida involución uterina:“la clave para que este sistema funcione
es la detección precoz del problema”.
En las granjas grandes donde ejerce este veterinario, las vacas recién paridas son metidas a las colleras para sujetarlas por la cabeza, y se les revisan las temperaturas rectales durante los primeros diez días post-parto, preferentemente con un termómetro electrónico que determina la temperatura en 15 segundos. Basándose en las lecturas, las vacas son clasificadas en dos grupos: las que tienen temperatura elevada y las que tienen temperatura normal (ver el cuadro 2). Cuando se trata de un diagnóstico, Upham define como fiebre la temperatura más
alta de 39,1 ºC para novillas de primer parto, y de 39,4 ºC para vacas. Las vacas se subdividen en cuatro grupos, de acuerdo con el cuadro 2: con fiebre y aspecto de enfermas, con fiebre y aspecto normal, sin fiebre y aspecto de enfermas y sin fiebre y aspecto normal. La manera de tratar a la vaca depende de a cuál de estos grupos pertenezca:
Una vaca con fiebre y apariencia de enferma recibe un medicamento que estimula la contracción
uterina, un antipirético para bajar la fiebre, una fuente de energía,una fuente de glucosa, una fuente de calcio y antibióticos inyectados.
Las vacas con fiebre pero con apariencia normal y que estén comiendo no reciben antibióticos inyectados.
En vez de eso se les administra un medicamento para estimular las contracciones uterinas,
reducir la fiebre, una fuente de energía y una fuente de calcio. Si todavía tienen fiebre al segundo día, se repite el tratamiento por tres días más con la adición de antibióticos inyectados. Este proceso limita la cantidad de leche descartada, dándole a la vaca la oportunidad de responder al tratamiento sin antibióticos inyectados.
Una vaca con temperatura normal pero que tiene el aspecto de enferma, recibe una fuente de
glucosa, un promotor de glucosa (un corticosteroide) y una fuente de calcio. También es revisada diariamente para ver si no tiene desplazamiento de abomaso.
Las vacas sin trastornos aparentes, que tienen temperatura normal y se ven sanas, son revisadas también diariamente.
Los cuadros 1 y 2 nos ofrecen una visión completa del programa de control utilizado por el autor.
UN EJEMPLO CONCRETO
Dick Vanderham, un productor que ordeña 2.800 vacas cerca de Tipton, California, ha utilizado el programa durante casi cinco años. Aunque admite que estaba un poco dudoso al principio, afirma que ha sido ventajoso para su granja. “Tenemos muchas menos vacas en la enfermería, y tanto las novillas como las vacas tienden a alcanzar el pico de lactación con 2 a 3 kilos más de leche. Eso es una cosa de la que verdaderamente nos hemos dado cuenta”,
dice y agrega: “desde que empezamos el programa hemos tenido menos vacas sin apetito y menos desplazamiento de abomaso. Se limpian mejor y vuelven
a quedar preñadas más pronto”.
Las vacas que tienen fiebre y se ven enfermas son tratadas por lo menos durante tres días. “Hemos observado que las vacas con metritis incipiente frecuentemente tienen fiebre antes de verse clínicamente enfermas”, señala Upham. Dado este hecho, las trata bajo la presunción de que las vacas con fiebre tienen metritis y las vacas sin fiebre tienen un problema metabólico, por ejemplo cetosis o hipocalcemia.
Pero, independientemente de la enfermedad, la vaca es tratada en un esfuerzo por sostener
su ingestión de materia seca durante los primeros diez días post- parto.
Vanderham comparte la teoría de identificar a las vacas enfermas precozmente: “Para cuando usted se da cuenta de que están anoréxicas (sin apetito), probablemente ya es dos días demasiado tarde; la revisión diaria de temperaturas nos alerta antes de
los problemas ”.
Cada mañana, el encargado de las vacas recién paridas en la granja de Vanderham mete a las colleras a alrededor de 70 vacas y novillas que tienen entre 3 y 14 días de paridas, y les toma la temperatura rectal.
Una persona hace este trabajo en aproximadamente una hora y cuarto, incluyendo los tratamientos necesarios. “Es realmente simple una vez que usted se acostumbra a incorporar esta práctica a la rutina diaria. Estamos realmente contentos con
ella”, dice el ganadero.
Las novillas de primer parto tienen una incidencia mayor de metritis que las vacas de más edad. “Con este programa, durante la temporada de mayores problemas, hasta un 50% de las novillas de primer parto y un 20% de las vacas reciben tratamiento dentro de los primeros diez días después del parto.

Sin embargo, el número medio de animales que reciben el tratamiento es del 20% de novillas de
primer parto, y el 10% de vacas. Tenemos muchos más problemas en la temporada de estrés por calor y en invierno, cuando los corrales están embarrados.
Sólo la mitad de estos casos requieren antibióticos inyectados”.
Upham también usa un enfoque diferente para tratar a las vacas que se ven “clínicamente normales”, pero que tienen una descarga uterina entre 10 y 25 días post parto. En vez de practicarles infusiones intrauterinas, las trata con estrógenos y oxitocina, de acuerdo con el cuadro 2. Las vacas con descargas evidentes y sin signos de enfermedad sistémica reciben 4-10 mgrs. de estrógenos por vía intramuscular el primer día de observación. Los siguientes
tres días, reciben 40 unidades de oxitocina por la misma vía. Upham dice que este método ha reducido el número de vacas que reciben infusiones y la incidencia de adherencias uterinas en los rebaños de sus clientes: “Los productores tienen que hacer algo cuando ven descargas uterinas. Hacer infusiones es como un reflejo, pero inmediatamente después de que suspendimos las infusiones disminuyeron las adherencia uterinas”.
En este programa, todas las vacas que reciben cualquier clase de tratamiento en los primeros 10 días reciben dos dosis de prostaglandina F2 alfa por vía intramuscular con un intervalo de 10 a 14 días después de 25 días en producción. Aquellas vacas que no muestran un celo después de 45 días en producción son examinadas por vía rectal. “La prostaglandina parece reducir la incidencia de piometras diagnosticadas durante los exámenes rectales rutinarios”, dice el autor. Y añade como conclusión: “Esta no es ciencia espacial; simplemente, fuí tomando información de diversos estudios y experiencias, y la integré. No es un programa preventivo, sinó para el tratamiento de vacas que presentan incidencias, y es muy importante que el ganadero sepa que independientemente de que su nivel de manejo de las vacas recién paridas sea el correcto,
éstas van a tener algunos problemas, y realmente es una pena ver vacas recién paridas enfermas, cuando ya es demasiado tarde para poder influír positivamente en su lactación”

No hay comentarios: