sábado, julio 17, 2010

el iPhone y el punto G

Punto "g" de garete, me refiero. Si el usuario está en una zona con señal relativamente débil y pone el dedo en el fatídico punto, la llamada se puede cortar. Según la prensa, que últimamente parece contratar pulpos en lugar de periodistas, la cosa parece tremenda, una auténtica hecatombe. Y como ahora está "in" meterse con Apple (si yo fuera Jobs evitaría escrupulosamente pasar cerca de parques, colegios o niñódromos) ahora resulta que la cosa es una inmensa chapuza.
Parece que hay un clamor ensordecedor. Pero ¿de verdad? Quitando un puñado de blogs y los habituales moluscos de la prensa, parece no ser para tanto. Ayer Steve Jobs dio una conferencia de prensa que arrojó unos datos ciertamente estremecedores: poquísima gente (un 1,55% de los usuarios) ha llamado a quejarse por problemas de cobertura, y dicen que les han devuelto poquísimos. Incluso menos que en el caso del modelo anterior, el 3GS.
¿De qué se trata entonces? Vayamos por partes. Una de las grandes novedades del último modelo, el 4, es el diseño de la antena. Los teléfonos móviles actuales llevan la antena dentro, debajo de la tapa trasera. Apple sin embargo ha optado por algo diferente: han diseñado el teléfono en forma de dos "tapas" (una es la pantalla, la otra la tapa trasera) y entre ellas han situado un "marco" metálico, de acero inoxidable, que además resulta ser la antena. Antena que, recordemos, no es una sino trina: tiene que manejar la red inalámbrica y el Bluetooth (ambos están en las mismas frecuencias, así que valen por 1), el GPS, y la parte de móvil.

Y el punto "G" (de garete, insisto) se puede ver en la parte inferior izquierda de la foto. El marco de acero está dividido en dos elementos, y hay una separación de unos 2 mm. entre los dos elementos. Si se pone el dedo en el fatídico punto, el dedo conecta las dos antenas entre sí. El efecto, dicho en términos accesibles, es que la antena "se desequilibra" y eso reduce su rendimiento.
La solución parece ser utilizar una funda. Al rodear la carcasa no solamente se impide el contacto eléctrico; además se mantiene el dedo relativamente alejado de la antena, lo que previene el problema del "cortocircuito". Lo entrecomillo porque no es necesario un cortocircuito estricto para causar problemas.
¿Podrían haberlo evitado con una capa de barniz, por ejemplo, de epoxy? Pues quizás no. La capa de barniz es fina, de unas micras, y seguramente no separa el dedo de la antena lo suficiente como para evitar que se produzca una capacidad parásita entre el dedo y la antena.
Se me ocurren dos soluciones: Reducir el perímetro del marco metálico, dejando, digamos, 2 ó 3 mm alrededor que se cubran con un plástico, de manera que la antena quede aislada y además el dedo juguetón se mantenga a distancia, o bien aumentar la longitud del "hueco G" hasta 1,5 cm. o algo así, y rellenar el espacio con una pieza de plástico. Todo esto, claro está, a no ser que vuelvan al diseño clásico de la antena debajo de la tapa trasera, pero dudo que hagan eso.
De todas formas, ¿realmente es tanto problema? Cuando la señal no es fuerte, no conozco ningún teléfono con el que no haya que prestar atención a la forma de agarrarlo. El vetusto Nokia 6021 que uso, GSM de los viejos, tiene problemas según a qué lado de la cabeza me lo pongo si estoy en una habitación de casa donde tengo una cobertura marginal. ¿El motivo? No, no tengo una placa metálica en el cráneo: necesita estar orientado hacia la puerta. Si interpongo la cabeza en medio, la señal se va.
Si realmente las quejas son tan pocas, el rendimiento es mucho mejor que en los modelos anteriores, y solamente tiene importancia en zonas con un nivel de señal bajo, yo diría que se trata de otro "hescándalo" ("h" intencionada) más de los que últimamente está de moda publicar.
Steve, pide audiencia al Pulpo Sapientísimo, y seguro que te rediseña la antena. No le des más vueltas. Y si no recomienda al personal que enrolle una de esas pulseritas detectoras de superdotados. Seguro que se "reequilibra" la antena.

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